Lo habitual y más sensato es comprar este tipo de equipos en establecimientos especializados que proporcionan asesoramiento e indican todos los pasos a seguir. Sin embargo, en ocasiones estos profesionales no tienen tanto conocimiento del producto como debieran o bien el cliente prefiere ahorrar unos cuantos euros y se dirige a una gran superficie. En estos casos, ¿Qué se debe tener en cuenta?
Decidir la ubicación: Tomando en consideración las distancias necesarias para la instalación, tomas de aire, salidas de humos, etc.
Recurrir a un instalador profesional: Hay que tener en cuenta que estamos hablando de quemar cosas, producir gases, etc. No estamos ante un juguete sino ante una equipo cuya incorrecta manipulación y utilización puede dar lugar a accidentes de diversa índole. Además, si piensa en solicitar una subvención, es requisito imprescindible que el aparato haya sido montado por un instalador autorizado por Industria.
Llamar al SAT para hacer la puesta en marcha: Sí, simplemente con darle al botón funcionará (seguramente), pero la función del SAT es verificar que la instalación es correcta, que cumple con los requisitos, tanto técnicos como de seguridad, ajustar los parámetros para que la combustión sea óptima y el consumo de pellet mínimo. Y muy importante, le sellará la garantía de su equipo. Sin la firma del SAT la garantía queda invalidada. En la mayoría de los casos la puesta en marcha viene incluida en el precio, reclámesela a su vendedor.
Encender el equipo un día a máxima potencia: Aunque haya que dejar la ventana abierta por el excesivo calor. Sirve para quemar los barnices y pinturas que desprenden mal olor y podrían resultar nocivos.
Disfrutar del calor natural: Si se siguen todos los pasos y las instrucciones del fabricante, y usa un buen pellet (querrá sacarle el máximo partido a su estufa) irá todo sobre ruedas y sólo tendrá que preocuparse de disfrutar de un ambiente agradable y caldeado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario