Turbulador |
Los turbuladores son elementos metálico, helicoidales (forma de hélice) que se instalan en los conductos por los que circula el humo caliente y en los que se realiza la transferencia de calor. En algunos casos los veremos instalados en posición horizontal y en otros en vertical, dependiendo de la arquitectura de la propia caldera.
Turbuladores verticales |
Su función es transformar el flujo laminar del humo en flujo turbulento, de ahí viene el nombre. Con ello se consigue desacelerar el humo, aumentar la transferencia de calor y homogeneizar la temperatura del intercambiador. Por consiguiente, se aumenta el rendimiento y reduce el consumo.
Turbulento (superior) y Laminar (inferior) |
Para intentar entenderlo mejor podemos imaginar un plato de sopa caliente. Se supone que debería estar toda a la misma temperatura, pero no es así, por los lados se enfría antes y en el centro se mantiene caliente. Esto se debe a que la sopa que está más alejada del centro cede el calor al plato, que se recalienta y lo disipa en el ambiente. En cambio, si removemos con la cuchara la temperatura tiende a igualarse.
Pues bien, la sopa sin remover sería el flujo laminar. En el que el humo se desplaza por el intercambiador y aunque cede calor al agua, quedará cierta cantidad de calor (la que va por el centro) inutilizada, generando pérdidas inútiles.
Con el turbulador se consigue "remover" el humo, para que se igualen las temperaturas y se ceda el máximo calor posible al agua, ya que debido al desorden, todo el humo pasa a estar en contacto con la superficie de intercambio.
Lógicamente en los turbuladores se acumula cierta cantidad de ceniza, pero este aspecto suele estar bien resuelto por parte de los diseñadores y son de automática o muy fácil limpieza.
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